Primera Dama, la llamaremos así por varias razones, una de las cuales, mi primera pareja dulce. Finalmente, después de muchas charlas y mensajes de texto, los convenzo de que se reúnan con nosotros, aunque sea solo para tomar un café. Me invitan a su casa, al principio la vergüenza se apodera de mí, luego después de un buen café y una charla, el marido empieza a hacerme sentir en mi mejor momento. La situación se empieza a poner grata, excitante, ella es guapa en sus cuarenta, me mira de forma tan guiñada que en un momento su marido nos pregunta si queríamos estar solos.