Hoy, después de ayer pasado en un motel haciéndose pasar por escort, le dieron ganas de comportarse como una guarra, toda emocionada por haber conseguido dejar claro que era una guarra, cuando me hizo llamar a recepción para que le trajeran unas batas nuevas: quien vino a entregárnoslas, una chica, pudo pensar cualquier cosa, menos que éramos marido y mujer.