Sesenta años, un cuerpo pleno y opulento, generoso y auténtico: pechos enormes y pesados que aún desafían la gravedad, pezones grandes y firmes; caderas anchas y firmes, una carne que se apodera de toda la habitación; un vientre suave, con piel surcada pero cálida; piernas fuertes, como las de una mujer acostumbrada a subir y bajar por senderos; y un vello abundante y natural que nunca ha querido eliminar por completo, símbolo de su naturaleza salvaje. Es mi esposa, pero nunca ha sabido realmente lo que significa ser poseída y subyugada. A pesar de su edad, es ingenua, inexperta, convencida de que manda. Yo, en cambio, busco a alguien capaz de cortejarla, desviar su atención y llevarla adonde yo ya no puedo ir. La fuerza no basta: se necesita paciencia, las palabras adecuadas y un pulso firme. Quiero un hombre con carácter que se acerque a ella, la estudie, la convenza y, finalmente, la haga rendirse. Yo observo. Tú actúas. Solo para hombres que saben moverse. No pierdas el tiempo. Correo electrónico polivalente64@libero.it