No estoy aquí para mendigar atención ni perder el tiempo. Siempre he aportado respeto, discreción y verdadera presencia, cualidades que en este entorno deberían ser la base de cualquier juego. Ser un toro no solo significa satisfacer fantasías, sino hacerlo con equilibrio, inteligencia y respeto mutuo. El respeto es el primer acto erótico verdadero. Y cuando falta, todo lo demás pierde valor.