Tiene que reunirse con su marido y sus hijos en la playa, en casa de sus suegros. La abrazo y la convenzo de salir la mañana del día 15, ya que la tarde del 14 de agosto habría pasado el día haciendo cola en la carretera. Te invito a cenar conmigo, una cena romántica en la terraza, una barbacoa con pescado a la plancha y mucho prosecco. Finalmente nos volvimos a encontrar y ella ya no es la chica que tenía fuertes ideales y valores hace 10 años. La vida y las experiencias le han abierto los ojos y su marido no era el santo que ella pensaba.