Mi adolescencia no fue fácil. Quería chicas, pero ellas querían machos alfa y me veían como una buena amiga. Al mismo tiempo, empecé a darme cuenta de que cuando estaba desnuda en las duchas y vestuarios, algunos hombres me miraban el trasero y se excitaban, y poco a poco, empecé a disfrutarlo.
La Esposa Ofrecida
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