Clara, la tercera vez que la vi, estaba en mi casa. La invité entre Navidad y Año Nuevo, cena preparada por mí, así que la convencí de que viniera. No hace falta decir que la sobremesa fue crepitante, estuvimos en la cama una noche entera, la pasión se había apoderado, todo lo demás era superfluo.
La Esposa Ofrecida
