El juego se estaba calentando y la animé. Sonreía, pero con una sonrisa distinta a la habitual; quizá le gustaba cómo se exponía física y mentalmente. "Si no fuera tu esposa y quisieras intentar follarme, ¿qué harías? ¿Aguantarías un poco más con tus actuaciones?". Por primera vez, me di cuenta de su decepción al verme considerado su marido.