Uno de mis clientes descubre que mi señora desprevenida, bajo su elegante vestido de gran dama, llevaba ropa interior sin bragas muy provocativa. Pero sobre todo descubre que la reputación de mi mujer como chupapollas de lujo es bien merecida. Con vergüenza los miro besarse a los dos nada más entrar a la habitación, ella permanece vestida como en la foto y se arrodilla para chuparle la polla dura. Continúa durante mucho tiempo, hasta que hace que se corra en su boca y se lo bebe todo, antes de besarme toda la boca y luego irse para la segunda ronda...