Mi propuesta indecente. Déjame encontrar a tu esposa elegantemente vestida, presta atención a los más mínimos detalles que te habré comunicado oportunamente, ella esperará inmóvil en posición de cayado de oveja, con el rostro a un lado apoyado en el suelo, las manos abiertas y bien plantadas, Sus piernas estarán generosamente separadas y su espalda arqueada, para que tu trasero se mantenga alto. La puerta no se cerrará. En cuanto sientas mi presencia, bella dama, no me atrevo a decir una palabra y permanecerás quieta, haga lo que decida.