Esta puta hambrienta de polla, mi amiga de hace algún tiempo. Tiene 45 años y un culo que daría envidia a unas treintañeras. La follé duro un rato, ella me miraba con una mirada suplicante, como diciendo "sí, por favor, otra vez", con cada embestida. Sumisa y silenciosa, ella luego dejó que él se corriera sobre su vientre y probó un poco. ¡QUE PERRA, DIOS MÍO!