Tu mujer sonríe al oírte suplicarle que la abraces después de disfrutar con otros hombres. Sabía que serías un gran cornudo desde el principio cuando lo hizo por primera vez y luego se acostó frente a ti exponiendo su coño. Te hizo mirarla fijamente por un rato así que la deseabas y entendiste que eso sería lo único en lo que pensarías día y noche mientras ella se divertía con hombres de verdad. Y funcionó. Quedaste paralizado por su coño casi de inmediato. Un coño que otros hombres follan pero tu lames con inmenso placer. Fuiste su buen novio y ahora eres su esclavo. Y eso es lo que ambos aman.