Al final, la explosión de mi placer nos devolvió a la realidad, a los pocos minutos que se habían convertido en una hora ... te volviste a poner la ropa, recuperaste el bolso que aún estaba en la mesa donde lo habías puesto cuando entraste, tomaste de la mano a tu marido y saliste ... pero te volteaste y me besaste casi a escondidas. Naciste así .....