Esta vez la tobillera funcionó. Tuve el coraje de ponérmelo para dar un paseo por la ciudad y, mientras mi marido hacía unas fotos, un transeúnte se fijó en la tobillera y empezó a seguirnos. En un momento nos preguntó si podía ofrecernos un café y luego caminando de nuevo se merecía una mamada en la primera puerta abierta.
Fecha: 05-05-2016 00:21:24
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dolcicorna
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Informe falso (FAKE)