Creo que la cultura y el carisma, así como la inteligencia y la sensibilidad, son cualidades insensatamente infravaloradas. Sin embargo, son esenciales en cualquier contexto y fundamentales en el universo de la transgresión. De ahí mi apodo y el consiguiente interés e invitación a una comparación que parte del nivel mental y luego abraza el físico, para llegar a la totalidad.