A veces, incluso los mirones son espiados. Esa tarde, aprovechando que estaba solo en casa, me puse a ver una cinta porno de VHS que me había prestado un amigo, y para disfrutarla mejor, me puse unos auriculares. A diferencia de hoy, donde puedes encontrar toda la pornografía que quieras en internet, en aquel entonces, ver una película hardcore era todo un acontecimiento, y mi excitación era tal que me corrí varias veces mientras la veía. Fue después de mi último orgasmo cuando me giré y vi a mi hermana de pie en la puerta de mi habitación, y di un salto del susto. Pero inmediatamente después del susto, llegó una sensación de vergüenza y bochorno que me paralizó. Me miró, su mirada se posó en mi polla aún erecta y mi mano goteando semen. Tenía la cara roja, y su expresión era una mezcla de vergüenza y excitación. Mientras intentaba encontrar las palabras para justificar la situación, me preguntó quién me había dado esa cinta, y cuando le respondí, dijo que mi amigo y yo éramos dos cerdos. Luego de echar una última mirada a la película y a mi polla, se fue a su habitación...