De los dieciocho a los veinte, salí con una pareja de 35 años, cuyo esposo era bisexual. Ella era hermosa, y para tenerla, acepté hacer todo lo que me pidieran. Día tras día, me transformaba, sacando a relucir mi lado femenino oculto. Un día, cuando creyó que estaba lista, después de maquillarme y vestirme a la perfección, me ofreció a su esposo, quien me hizo sentir completamente femenina...