Este es un clásico que se adelantó a mi primera vez compartida. Fue con un hombre en común y cuando llegó, comencé a hacer poses cursis. Mi esposo y yo lo conocíamos desde la escuela secundaria, así que pensé que le tomaría un tiempo acostumbrarse. Pero no, se puso manos a la obra. Cada vez que comparto algo de sexo, me masajean el trasero.